Carlos Fabra durante su comparecencia |
Durante sus últimos
años al frente de la Diputación de Castellón Carlos Fabra se ha destacado por
ser el político más afortunado de España. Hoy también podemos decir que es uno
de los más solidarios. En una comparecencia pública el ahora ex presidente se
ha comprometido a donar íntegramente el dinero que cobre del gordo de navidad a
aquellos que, debido a la crisis, lo están pasando peor.
“Son tiempos difíciles, en los que el que más y el que menos lo está
pasando mal. Por ello me parece un ejercicio de solidaridad donar el premio a
éstas personas, que durante tiempo han trabajado duro para obtener un buen
nivel de vida, que ahora están perdiendo gracias a gente malintencionada.” Ante
los micrófonos Fabra confesó cómo se le ocurrió la idea: “Un día leyendo El
País me di cuenta de toda la gente que iba a perder su modo de vida, no solo
eso, sino que además eran perseguidos judicialmente por envidiosos que se
ponían verdes al ver cómo habían medrado utilizando lo que todo buen español
que quiera medrar necesita: inteligencia, amigos y un contable. Me puse a
pensar en todos los pobres compañeros a los que se les ha acabado el cobrar
comisiones, en mis buenos asesores que día a día tienen que escuchar calumnias
como que son unos vagos y trabajan sin cobrar, en aquellos empresarios que ya
nunca más podrán optar a contratos públicos, incluso en algunos diputados que
han perdido el derecho a tener otro iPhone, después de haber extraviado los
suyos en fiel cumplimiento del deber. Es manifiestamente una injusticia, así
que me decidí a actuar.”
Sin embargo algunos de los puntos de su idea aún estaban por definir:
“Bueno, aún no tengo muy claro cómo lo voy a hacer, seguramente pediré ayuda a
Rafael Blasco, que de esto de donar sabe mucho, o si no a Urdangarín, que tiene
una ONG de esas… pero bueno, lo principal es que estas navidades ningún
prohombre pueda estar sin su portátil o su 3%”. Sin embargo no dijo nada de la
principal dificultad, por lo que La Retaguardia procedió a preguntarle en el
turno de preguntas:
-
Pero para
ello primero tendrá que tocarle la lotería, ¿verdad?
-
Sí, claro, -
respondió con una risita – primero me tiene que tocar