“El
primer año tuvimos algo de beneficio”, asegura a La Retaguardia
Víctor Alfonso, gerente de Ibermovil, “pero el segundo año
sucedió algo, empezaron a sucederse llamadas entre ellos todos los
días de al menos dos horas, y entonces empezamos a perder márgenes
de beneficios”. “Lo que ocurrió es que papuchi y mi churri
discutieron”, se explica Isabel de Segura; “papuchi es un poco
temperamental y es cierto que a mi churri no le va mucho lo de
currar, así que se enfadó y se alistó, y lo enviaron a Líbano”.
Según los archivos de la compañía en apenas los dos años que Juan
Martínez de Marcilla estuvo destinado en Líbano hablaron una media
de cuatro horas al día, y acumularon miles de llamadas. “Intentamos
persuadirles, que se cambiaran de tarifa”, nos cuenta Mauricio
Estrella, “que si internet, que si minutos gratis… todo a cambio
de renunciar a su “línea del amor”, pero fue en vano. Es más,
la cosa fue a peor…”. Durante los últimos meses las llamadas
entre ellos se multiplicaron, “Es que conocí a Tonino, un chico
muy atento y que me recogía en Porsche, y mi churri se puso
celoso…”.
Todo
ha desembocado en la declaración de quiebra de Ibermovil la semana
pasada, arrollada por el aluvión de llamadas entre los enamorados.
“Pese a todo no me rendiré, cuando me recupere económicamente
refundaré la empresa”, dice Víctor Alfonso, “pero desde hoy he
dejado de creer en el amor”. Los dos enamorados turolenses no son
de la misma opinión, “es una lástima, le habíamos cogido cariño
al móvil, pero qué se le va a hacer…” Eso sí, parece que
Ibermovil al menos ha reconciliado a la pareja. “Nada más bajar
del barco me pegó un morreo que me dejó muertica”;
La pareja, el dia que recibieron el móvil |
Desde Teruel para La Retaguardia, Fran Xapa
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